En el blog sobre psicología de J. Delgado Suarez se explica un estudio el cual parece interesante, ademas ¿quien no se ha hecho jamas pasar por una persona de otro sexo?…
¿Qué sucedería si un hombre entrara y actuara en un ambiente virtual bajo un icono femenino y viceversa? Esta pregunta se la han realizado especialistas de la Universidad de Stanford.
El cambio de género en los perfiles con los cuales nos comunicamos o presentamos en la red no es un fenómeno nuevo, puede decirse que existe prácticamente desde que surgió Internet, a esta práctica se le denomina gender-switching. Pero… ¿qué consecuencias podría tener el adoptar otro género en nuestras interacciones en la red?
En un estudio realizado por la Universidad de Standford, no se trató solo de fingirse una mujer para poder chatear con ellas de «igual a igual» y descubrir algunos de sus secretos más íntimos, sino que también se intentó que estos hombres asumieran verdaderamente las características femeninas vistiendo sus ropas, adoptando las formas de moverse, acercándose a las formas de pensar… Por supuesto, los mismos requisitos fueron aplicados a las féminas que adoptarían el género masculino en un ambiente virtual.
Un tercer grupo de personas fue libre de interactuar mostrando su propio género.
La tarea a la cual debían enfrentarse en la red consistía en entrar en el ambiente virtual de World of Warcraft (WoW) donde eran sometidos a dos situaciones comunicativas. En la primera de estas situaciones los hombres (que actuaban como mujeres) fueron contactados por otra fémina para hablar de «cosas de mujeres» (vestidos y modas); las mujeres (que actuaban como hombres) fueron contactadas por otro hombre para hablar de «cosas de hombres» (luchas y armas en WoW).
En la segunda situación una persona del género opuesto (al que representaba cada persona) comenzaba a flirtear con el participante de forma que, aunque en el mundo virtual era un acercamiento heterosexual; en el mundo real realmente era un acercamiento homosexual.
Después de estas interacciones online cada participante completó un cuestionario sobre el concepto de sí mismo. Los resultados fueron bastante interesantes:
– Los hombres (que se fingían mujeres) se mostraban más críticos en valorar su aspecto físico en relación con los hombres que jugaron representando su propio género.
– Las mujeres (que se fingían hombres) juzgaban mejor sus habilidades verbales en comparación con las mujeres que jugaron representando su propio género.
¿Qué nos dice esto?
Que el hecho de haber puesto un pie en el mundo virtual con un género diferente tiene efectos en el concepto sobre sí mismo aunque estos efectos probablemente solo se manifiesten durante un corto período de tiempo (a menos que la persona continúe relacionándose con el rol del género opuesto).
Estos cambios se sustentan en dos factores esenciales:
– La persona se compara con los otros.
– La persona adopta algunos patrones de comparación que, de forma implícita, le hacen llegar las otras personas con las cuales se relaciona. Ya sabemos que en términos generales los patrones de comparación de hombres y mujeres en algunos aspectos son bastante diversos por lo cual la persona asumiría una perspectiva diferente y desacostumbrada en su forma de valorarse a sí mismo.
Por supuesto, el estudio tiene sus puntos cuestionables (¿qué no resulta cuestionable en la actualidad?) pero más allá de ellos, lo cierto es que el autoconcepto bajo el microscopio está demostrando ser una formación psicológica más variable de lo que en un inicio se suponía.
Fuente:
Yee, N. (2007) Proteus in World of Warcraft? The effect of being rapresented by a gender-typical avatar on behavior and self concept. Tesis doctoral. Stanford University.
lluma
Género e identidad en la red 